Tuesday, August 14, 2007

Tu Cintura


Tu cintura es el corte vital. La figura donde la luz desvía su trayectoria chocando con su base para moldear el fino horizonte. Es la curva donde la sombra se hace pequeña y en su origen parece devenir todo lo que se le acerca. Es el sitio donde el aire quizás se aproxima y da un vertiginoso recorrido rozando imperceptiblemente pero con clara tentación cada centímetro de su perímetro, y tocando como tal cada cuadrado de su área.

Es un área exacta, decimal y precisa. Su contorno brilla en una piel llena de miel por ese fatuo invisible. Es un sitio firme, pero con suavidad derivada de sí misma. Es destino, es origen o es estación de todo un recorrido porque en cualquier parte puede iniciarse, puede volverse a ella o puede ser un colofón magnífico para un viaje intertemporal. Porque invita a detenerse e impulsa a proseguir. Porque así como el aire, la luz, el agua se fusionan cada una a su manera y le descienden según su antojo particular, uno puede tomar afán con la misma entropía ordenada: a besos, a caricias, con manos o simplemente con la mirada.

No es sólo complemento. En sí misma es un complejo final traslúcido. Es referencia cardinal fantástica: al Norte inicia un campo plano y majestuoso; al Sur un sucesivo chispeante origen; sus extremos como alas. Su costado asombrosamente atractivo y lugar insólito pero recurrente para mis labios que se posan cariñosos, como queriendo tomar de ahí una porción vital suficiente. Su figura es la misma que toman mis manos, que exactamente se reposan para replicarle y en sí, es una total causa de existir.

Friday, August 10, 2007

A Mi Princesa

Corren inyectadas en rabia. Así lucen aceleradas las hojas que vuelan, los pájaros que se alejan y las tormentas que se destrozan sobre el suelo. El agua que cae no tiene lugar, inconforme busca un centro de gravedad imperfecto, como si el planeta estuviese de lado. El aire dibuja invisible tu silueta y le da forma al planeta imitando tu busto y rodeando tu cintura. Se enfurece y se dilata; sube y gira presuntuoso todo cuanto va a su paso siendo tu negra nieve de cabello el autentico camino.
Muchas almas, sin saberlo, han esperado por lo que veo y tengo. Toda una historia ha pasado, se ha hecho y está en plena luz hoy quedando aun con sus meritos como lo que su propósito le tiene: un simple escenario. Hasta este instante, todo lo anterior, todos los que quedaron detrás movieron la rueda planetaria para que esta tierra sea perfecta bajo tus plantas, para que el equilibrio sea conocido como tu toque sobre la balanza de cada cosa para que quede detenida. La gravedad es el capricho de que lo busca imitar tu éter: las cosas caen esperanzadas en destrozarse por tu impacto trazando la línea recta que dibujas en tu centro. Cada porción de arena, cada flor, cada brisa, cada persona y cada retazo del Universo esta afanado en pintarte un cuadro perfecto para tu travesía.

El papel es la imitación de tu costado. Es en el donde dejo mis sentimientos, con dedos y con tinta. Existe caligrafía para que todo el mundo pueda saber de tu existencia, para poner cimientos sobre el tiempo que has de convivir y así puedas saber de mi cuando no estoy a tu lado.

Traslación Alrededor Tuyo

Despacio es la palabra. Lento, detallista y colmado de asombro es el gesto que pongo a la piel al contemplarte. Es precisa naturalidad y adecuación de mí mismo a la propia obra del mundo: porque la prisa de querer abrasarte con los ojos en su larga carrera parece ser un movimiento detenido y se alimenta de lo que la luz expone a la retina. La vida que van dejando tus pasos es la chispa iracunda que revienta en mi pecho y que lo describo en sentimientos perpetuados en los años y sin mayor acto de manifestación que la que cada segundo de respiración me deja.

El brillo viene de tu cuerpo. Es la luz la que sale y enloquecida corre airada alrededor del planeta. Esa que existe para que pueda verte, y es visible porque estás viva. La gravedad es la manera de ponerle tierra a mi cabeza, para que me detenga de la fantástica agonía de caer al infinito y pueda sobre sólido dedicar mi vida a darte amor. El aire es el mecanismo de elevar las hojas detrás y delante de tu frente, es el contacto eterno contigo, es la manera de presumir que eso que no puedo ver te toca, entra en ti y sale a palpar la punta del cielo explotando en incontables y blanquecinos balcones para ángeles que se disputan el privilegio de contemplarte dando fe.

Es por eso que hay viento. Porque de la misma manera que yo deliro con saber que estas en alguna parte y que es tu piel la suficiente motivación para tener sangre recorriendo los huesos, él debe colisionar sin rumbo hasta romperse fascinado en tu vientre y llevar el molde a Dios de los rincones de tu cuerpo. Es por ello que existes, porque la vida necesita un lujo, una joya y un centro donde colinden sus fuerzas; porque yo preciso de ese retazo de mi propia alma que se hizo presente contigo para entender el proceso magnífico del vínculo vital, de la conexión celestial y el porqué habrá algo más aparte de esto que veo y no es perfecto.

El tiempo es la unidad de magnitud de la soledad, o el intervalo que contiene la sensación que me haces tener. La belleza precisa matemática, para que aún en números sonar que te puedo poseer, dibujada, sucinta; que te pueda dibujar; que te pueda describir para la posteridad o que simplemente, sea el testimonio de la eternidad...ésa que busco insensato cada vez que miro tus ojos buscando una respuesta.

Descripción Exagerada

Se me ocurre hoy una forma de describirte, dentro de esta extensa y dilatada travesía. Se me viene a la cabeza una manera de dibujarte al cielo en medio de la singladura, con el lápiz visible de la inquietud y lo ampuloso de mis letras descriptivas. Pongo prisa a que su extremo caiga al papel con la sutileza de tu sombra sobre el suelo, con similar vórtice, imitada fuerza sentimental, para desbordar con palabras la munificencia celestial de que estés viva, y que esa sangre que te recorre se empuja con la misma electricidad cual en estado puro me paraliza sin piedad los cinco sentidos.
Porque como te miro, como mi vista avezada te palpa, así pongo la rabia romántica en las páginas:
Veo el giro eterno de tus caderas, con la órbita secreta de los sueños;
Veo el disfraz de la pureza escondida con tu rostro, que ha buscado la mas encantadora expresión de manifestarse...y puso contigo, a pulso de cieno y escultura, esa explosión única que me hace listar en "bella" su descripción;
Veo el imán de la suavidad en tus labios, rojos y afilados, origen de un milagroso ejercicio, propiedad del invierno tibio que encierran;
Veo el incendio de mi afán en tu cabello, ondulado, delicado, perfumado...que termina donde van mis pacientes mareas, cual inicio la luz adunia de tu frente;
Veo en tus manos el gesto femenino y la gracia parsimoniosa de quien contiene entre sus dedos la magia de los hilos sedosos, ejecutando indescriptibles formas, y revoloteando en mis pupilas sus figuras.
Veo en tu vientre el hábitat específico de la paz de mi desesperación;
Veo en tus ojos la incandescencia de mi reflejo, cuando te estoy viendo, cuando creyendo todavía en el espejo de tu pletórica luz soy el incendio vivo...
Veo en vos la destinataria donde rompen con furia los escarceos de mis arrebatos.
Y es solo una ocurrencia que se me ha venido hoy, son simples deseos ansiosos de tenerte siempre perseguida con la cabeza en la imaginación. Es la humilde necesidad, de que a diario, repita de un ángulo diferente el cenit de mi universo incrustado en el quid que llevas por nombre.

Brevedad

Los especiales espacios de la ternura se descubren con tu presencia. La cálida sensación de, simplemente, percibirme completo, humano y genuinamente sensible. Porque al verte tan mujer, tan delineada perfectamente al aire me colmo de una infalible felicidad suprema y te admiro, te suplico, te nombro y abrazo imaginariamente. Así, en este extraño estado de dulzura atormentante, destilo amor para calladamente sumergirme en el verbo de quererte.
Quererte mujer, con la seducción que me hechiza de tu feminidad, la paz de tu voz y el destello infinito que nace increíble de tus fascinantes pupilas. La brevedad del ser queda descubierta con el resplandor sempiterno de tu belleza y suficiente exceso me es ya tenerte cerca. De tu pálida piel brotan decenas de mis románticos versos y otean sobrios la distancia fija de tu pecho junto a la matemática precisa de tu cintura.
Para mí están hechos los gestos de tus dedos y la sutil fragancia que ara tu camino, para suponer que no hay nada más "vos" que yo ni nada mas yo que vos, y que cuando Dios le puso impulso a este exaltado corazón lo hizo con un pedazo de tu fulgurante espíritu y me escribió dentro las sílabas de tu nombre como razón apodíctica y suficiente de vivir.
Porque nada es completo sin vos, y nada es lo que tengo para ofrecerte; sin embargo, apelo a mi tierno afán de buscar más vitalidad con el sólo acto de verte tan linda como eres y explotar en la extraña sucesión compungida del poeta que extiende su encantadora agonía diciéndole a la eternidad que la existencia es suficiente si se puede soñar con tomar tus manos y morir descubriendo la suavidad pura y precisa que deben demostrar tus labios.
Vivirlos es el final perfecto.

La Belleza Descalza

Por tu pie avanza la armonía, la extensión de la sangre y el reflejo de ese sol que alucina todos mis sentidos. Es en tus pies donde inicia la existencia terrenal y en ellos donde fenece; porque sin razón propia es el fin perfecto y sin ser necesaria es donde se busca la secuencia de una vitalidad romántica. Su palidez es la envidia del resto de colores, juntos y furiosos van emblanquecidos para formarlos. Y de contrario sentimiento, es el catalizador supremo de mi ternura, de mi afán y el destino ubicuo de mis besos. Es su forma, su matemática y su textura un refugio para la imaginación creativa, motivada por el sentimiento supremo que tu amor me deriva anotando en ellos con tinta invisible cada letra del arte que me van cediendo.

Hechos para recorrer, voy recostando mi mentón en ellos, porque la circulación de su espacio es una manera de menguar lo tosco del acto varonil y llenarse de esa feminidad purificadora. Una chispa estalla al contacto dejando encima de mí una herencia magnifica de aroma, de paz, de suavidad y olvido.

Largo descanso de pensamientos, senda perfecta de melancolía, silencio y tentación. Sus extremos son el renacer brillante de tu cuerpo y un retazo impresionante del resto, lo que queda oculto. Tus pies, implosión de vida, alegre caminata infantil y característica inexpugnable de mujer. Del origen descienden, y de su centro inferior suben, porque en mi amorosa descripción me reconozco incapaz de determinar si es en ascenso o su opuesto donde debe ser la trayectoria...o hacia donde dirige la perfección atesorada.

En su planta la frialdad sedosa del placer inalcanzable; sus pantorrillas algodón conjunto y un aterciopelado contorno en derredor suprimen cualquier otra sutileza concebida. El aire toma su forma y se abre paso en elegante reverencia para vaciar de materia el sitio donde los surcos luego se imitarán en las nubes.

Blancos, fascinantes y genuinos; tus pies son la magia natural de la precisión y apenas el inicio de describirte tan bella. En ellos se luce el porqué de la entropía perfecta que los contiene, y en mí, una causa suficiente para ponerte en letras mis intenciones.

El Amor

Hoy no siento precisamente nostalgia, ni soledad ni mucho menos ausencia. Tu presencia es completa, con la suavidad adjetiva de tu piel, la fina extensión de tus modales y el perfume natural que se ha quedado en mis dedos. Es un estado ambiguo, de pensamiento y de recuerdo hermoso, es reconocer la verdad que habrás leído ya en mis ojos perfilando los actos y en centrífuga atracción de mis emociones. Es encapsular en palabras un mágico estertor masculino de necesitarte a diario, de escribirte como te siento y miro. Es darle nomenclatura, de amor, al acto de que mi corazón se haga trizas con la incontenible implosión de tus pupilas lanzándome un rayo neutro, para derretirse en mi sangre que exaltada lleva esa esencia a todos mis rincones para permitirme seguir confesando la vida.
Este vicio de trazarte, de colmar al hastío dulce mi cabeza es simiente obvia de tu feminidad irrefutable. Porque no puedo ocultarte la gravedad que me generas con cada extremo de tu cuerpo, tu carácter y tu misma existencia. Es desesperación, amargura, felicidad, frenesí y pasión simultánea, con cada una de sus caras intermedias la que tiro a la vida según sea tu impostergable influencia. Es un deseo jamás marchito de una vez tomarte tus manos y oprimirlas para que tengas en ellas la tormenta oculta de todo lo que circula en mí por bendición tuya. Es que he respondido por gracia de que estés conmigo, de alguna manera, las preguntas más sublimes de cualquier quid que tenga yo por alma.
Es el futuro calzable a un pasado sin importancia, y es hoy este momento la consecuencia de todos los segundos anteriores...confabulados a liar más estas aguas que circulan sin rumbo pero que de alguna extraña tranquilidad llegan a bañar tus pies como fin en una muerte extremadamente ambiciosa.
Debe existir un equilibrio, y de hecho está manifestado en la pureza que estoy juntando en letras, que detenga e impulse esa perfección con que estás hecha. No fue una explosión la que dio marcha a la creación ni a la vida porque tu fascinante belleza es ejemplo del más encantador detalle, de la más paciente construcción y la más extendida sensibilidad.